viernes, 30 de octubre de 2015

QWIRKLE: ¡Pongo 6 y me apunto 12!


¡Saludos, Gameadores! ¡En primer lugar, os comunicamos que acabamos de cumplir un año! Hemos intentado convertir el tiempo en chicle y estirarlo para poder hacer una celebración, pero no ha sido posible finalmente. No obstante, os agradecemos el apoyo brindado en este primer año de Games de Mesa y os invitamos a seguir leyendo nuestras reseñas. ¡Esperamos seguir creciendo en nuestro segundo año lúdico-bloguero!
Y hoy os traemos una reseña de un juego abstracto de sobra conocido, el Qwirkle, que os dará muchas horas de diversión si sois amantes de la estrategia. Eso sí, no buscad tema porque es un abstracto puro y duro.

www.ludilo.es
Agradecemos a la editorial Lúdilo por hacer posible esta reseña. ¡Gracias!

Ficha técnica:
Autor: Susan McKinley Ross
Editorial: MindWare (en España, Lúdilo)
Número de jugadores: De 2 a 4
Tiempo de juego: Aprox. 45 minutos
Edad recomendada: A partir de 6 años
Año de publicación: 2006

Temática:
Como hemos indicado, el juego es totalmente abstracto. El objetivo es conectar fichas con formas y/o colores en común y ganar puntos por ello. Así de simple. Nunca fue tan fácil explicar la temática de un juego...

Contenido y diseño gráfico:
Qwirkle es un juego cuyos componentes no poseen ilustraciones o diseño gráfico como tal, ya que el trabajo artístico se limita a “pintar” 6 tipos de figuras geométricas en 6 colores distintos sobre las fichas. Con esto basta y sobra para disfrutar de una partida de Qwirkle

Dentro de una caja cuadrada de tamaño medio-grande, nos encontramos con el siguiente material:
  • 108 fichas cuadradas de madera pintada (tres de cada una de las 36 fichas diferentes, 6 colores y 6 formas diferentes).
  • El reglamento

      
    Objetivo del juego:
El objetivo del juego es hacer conexiones de fichas, que deben coincidir en forma o en color. Lo explicamos en el siguiente apartado más en profundidad:

Mecánica:
Qwirkle es, volvemos a insistir, un juego puramente abstracto. Quienes no sean capaces de jugar a algo sin temática, tiene dos opciones: a) no jugar a Qwirkle, o b) inventarse una temática (¿un choque entre civilizaciones alienígenas representadas por formas y colores, quizás?). Para quienes no consideren imprescindible una “excusa” para jugar a un abstracto, os diremos que Quirkle consiste en tratar de crear y expandir líneas de color y formas de manera estratégica para conseguir el mayor número de puntos posible.

En primer lugar tendremos que repartir papel y lápiz para cada jugador, y colocar todas las fichas bocabajo. En el reglamento se indica que la caja trae una bolsa de tela para mezclar las fichas, pero parece ser que se ha eliminado en las últimas ediciones del juego.

Cada jugador tendrá 6 fichas disponibles para jugar. Para comenzar, saldrá el jugador con mayor número de fichas que compartan una misma característica, sea forma o color. En caso de empate, comienza el de más edad (¡fastidiaos, jovenzuelos!).
Los seis colores disponibles son rojo, naranja, amarillo, verde, azul, y las seis formas son cuadrado, círculo, rombo, trébol de 4 hojas, estrella de 4 puntas y estrella de 8 puntas (por nosotros conocida como “asterisco”).

¿Y cómo se hace una conexión? Pues en cada turno, el jugador deberá añadir fichas a la mesa, entre 1 y 6, debiendo enlazar las nuevas con las ya existentes en el tablero. Solo se pueden añadir en una fila, aunque es posible que al colocarlas enlace con otra fila de al lado. Las filas pueden ser de 6 formas iguales en colores diferentes, o de 6 figuras diferentes en el mismo color. No se puede repetir forma y/o color en una fila ya existente. Es decir, si una fila está formada por un cuadrado rojo, un círculo rojo y una estrella de 4 puntas roja, solamente podremos añadir las 3 figuras restantes en color rojo.


Si una fila está formada por un cuadrado rojo, uno azul y uno morado, solamente podremos añadir cuadrados en los 3 colores restantes.

También existe la opción de intercambiar fichas si no se quiere o no se puede colocar ninguna.

Y así de simple. Se colocan fichas y se puntúa (necesitaremos papel y lápiz, y para esto último siempre podemos contar con Ikea...). Al crear una fila, se consigue un punto por cada ficha que componga esa fila (da igual si la hemos añadido nosotros o si ya estaba colocada). Es decir, si en el ejemplo anterior de los cuadrados añadimos un cuadrado naranja, conseguimos 4 puntos, uno por ficha.

Si conseguimos una conexión de 6 fichas, además de obtener 6 puntos por las 6 fichas, también conseguimos hacer un “Qwirkle” (algo que os aconsejamos anunciar a gritos y dando saltos), y por ello obtendremos 6 puntos extra. Es decir, si conseguimos una fila de 6 fichas del mismo color y diferente forma, obtendremos 6+6=12 puntacos. ¿Entendéis ahora lo de los saltos y gritos?
Al colocar varias fichas se puede formar una fila adicional, con lo que puntuaríamos las dos filas por separado.
Es posible que se creen huecos, fichas imposibles de seguir completando (recordad que solo hay 3 copias de cada tipo de ficha), habrá operaciones de bloqueo que harán enfadar al más paciente de los estrategas...


 Y eso es todo, cuando ya no hay más fichas para que los jugadores repongan, se sigue jugando hasta que el primer jugador se quede sin fichas (obteniendo un bono de 6 puntos). Y el jugador con más puntos gana. ¡Ouh yeah!

Conclusión:
Al parecer hace algún año este juego fue objeto de polémica tras ganar el Spiel des Jahres. Al margen de esa polémica, consideramos que es un muy buen juego abstracto que nos hará dar vueltas al coco y disfrutar de la estrategia, además de hacer que vayamos por la calle viendo formas y colores...


Conclusión final:
Buen juego abstracto oculto tras esta extraña palabra, “Qwirkle”. Agradeceremos algún que otro regalo que un jugador despistado nos deje (benditas filas de 5 fichas), y maldiremos los bloqueos con toda nuestra fuerza.
En ocasiones veo estrellas verdes. Y moradas, y azules, y rojas...

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